El Primer Imperio Mexicano
El establecimiento del Primer Imperio Mexicano (1821-1823) marcó un momento crucial en la historia del país, aunque también estuvo repleto de tensiones y conflictos internos. Cuando los insurgentes llegaron a la Ciudad de México, fueron recibidos con júbilo por muchos como el fin de una larga lucha. Sin embargo, para otros representaba el inicio de un proceso delicado en la construcción de la nación. Se creó una Junta Provisional de Gobierno para gobernar hasta que se estableciera un emperador, y se invitó a Fernando VII de España o a algún miembro de su familia a ocupar el trono del Imperio Mexicano.
Pero pronto surgieron diferencias ideológicas que dividieron a la población. El Congreso formado para detentar el poder legislativo reflejaba tres tendencias: monárquicos, republicanos y borbonistas. Los monárquicos apoyaban la monarquía moderada propuesta en el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, y algunos incluso respaldaban a Iturbide como emperador. Los republicanos, en su mayoría insurgentes veteranos, abogaban por un sistema similar al de Estados Unidos. Los borbonistas estaban divididos, dispuestos a apoyar cualquier opción dependiendo del monarca, pero preferían una república si no venía un rey de la casa Borbón.
La situación empeoró cuando el rey de España rechazó la invitación y no reconoció la independencia de México. Esta noticia sorprendió a muchos y causó regocijo entre los seguidores de Iturbide, quienes veían en él al próximo emperador. Ante la presión popular, el Congreso lo proclamó emperador sin haber finalizado la Constitución que debía regir el imperio.
Las tensiones entre Iturbide y el Congreso se intensificaron rápidamente. El Congreso se sintió irritado por la presión para coronar a Iturbide y por tener que debatir sobre asuntos nobiliarios en lugar de finalizar la Constitución. La disputa presupuestal exacerbó las tensiones, y Iturbide se arrogó el poder de vetar decisiones del Congreso.
Estos conflictos debilitaron el apoyo a Iturbide en el Congreso y fortalecieron las ideas republicanas. Conspiraciones para deponerlo se gestaron, y después de un año de la independencia, Iturbide se vio obligado a disolver el Congreso y reemplazarlo con una Junta de Notables leales.
El ejército intervino en diciembre de 1822 liderado por Antonio López de Santa Anna, repudiando a Iturbide y proponiendo la república como forma de gobierno en el Plan de Veracruz. Antiguos insurgentes como Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo se unieron al levantamiento. Ante estos hechos consumados, Iturbide abdicó en 1823 y se exilió con su familia en Italia. Regresó a México para intentar recuperar el poder, pero fue apresado y fusilado en 1824 en Padilla, Tamaulipas.