“Cada Masón lleva en su corazón un altar a la virtud en su cerebro un ideal científico para predicar el bien y practicar el amor a sus semejantes para lo cual aprobado firmemente en las dos columnas de la ciencia y la virtud desenmascara al hipócrita, abate el ambicioso y enseña al ignorante.
Se es masón cuando se admite en la Orden previa ceremonia de iniciación prueba física e intelectuales juramentos de honor que señalan los rituales. portando con mano segura y firme los estandartes de la libertad la igualdad y la fraternidad y combatiendo con la espada desnuda (contra los enemigos tradicionales del progreso humano representados por la cruz de la ignorancia, el altaje de la hipocresía y la suástica de la ambición.
Del masón se requiere que practique la caridad y que limpio de atavismos practique fraternidad universal luche por la libertad social y combata por la libertad de conciencia enseñando el camino de la verdad y logrando la redención social.
Los masones se consideran como hermanos y se dan mutuamente ese tratamiento. Se ayudan los unos a los otros en el lugar donde se encuentren, cualquiera que sea la nacionalidad que posean y la clase social a que pertenezcan, iluminando con la antorcha de verdad la sinuosa senda obstruida por obstáculos difíciles que se presentan ante nosotros y que es la vida misma del individuo con respecto a la sociedad y de la sociedad con respecto a sus individuos.
El masón lucha contra los que cierran las puertas al progreso, que han claudicado en sus ideales por convenirle a sus intereses y que han mentido con aplomo al ingresar a nuestra augusta institución.
El masón regular es aquel que tiene derecho y obligaciones y que continúa en nuestra sociedad masónica porque está convencido de la grandeza de la misma y que seguro de si mismo y de los demás asociados, sostiene y proclama los ideales masónicos, con inalterable voluntad.
El masón busca el perfeccionamiento moral del hombre por medio del estudio, dejando libre cauce a sus sentimientos generosos y justicieros. a sus anhelos caritativos y de amor, sus inquietudes y de conciencia.
El masón necesita ser puro, sincero y recto de conciencia, amar la verdad y no dejarse arrastrar nunca por la pasión; procurar instruirse y aprender porque el saber es el mejor tesoro que podemos poseer ya que es la que nos concede el derecho de dar a cada cosa, pensamiento e idea, su verdadero valor.
El masón aprender a no doblegarse a dirigentes incapaces, a defender vilmente sus opiniones ante todos y no en camarillas de sectarios y fariscos movidos por intereses particulares, que medran en beneficio de ese pequeñísimo grupo de seudo-intelectuales salón y profesionales fracasados en la lucha diaria.
El masón trata de llevar a cabo un movimiento internacionalista en el cual estén integrados todos los elementos progresistas que cooperan con sus distintas tendencias políticas que lo distinguen del retrogrado y del reaccionario y que se opone y no permite bajo ningún motivo la división de las logias en grupos que se atacaran mutuamente debido a la falta de preparación y honradez masónica de sus dirigentes.
El masón no tiene el temor que lo obliga a esconder la cabeza como el avestruz; no tiene miedo de perder su independencia, libertad y comodidad. Sólo al necio y al fatuo que ingresan por conveniencia, si les -preocupa su bienestar personal y al hacerlo mancillan el impoluto estandarte que se les ha dado.
El masón debe ser culto e inteligente para dar gloria al país donde nació; estudioso e investigador para ofrecer sus experiencias al progreso de la humanidad; caritativo y benévolo para entregar la felicidad al género humano; fraternal y justiciero para ofrecer la libertad a los oscurantistas y reaccionarios’ conocer todas las ramas del saber humano. especializarse en alguna de ellas para que el acervo cultural que posee lo derrame a todo linaje humano.
El masón exige que se cumplan los deberes para con el gran arquitecto del universo con los semejantes, con la familia, con la sociedad, con la orden, con la patria, consigo Mismo y rechaza la afirmación necia e ignorante de que es ateo y renegado.
El masón posee este noble sentimiento que anida en el corazón para ayudar a sus semejantes. siendo amigo de cada hombre para apreciar sus virtudes, practicando la tolerancia indulgente con sus enemigos. ya que cada acto y cada hecho, tiene razón de ser.
El masón verdadero que busca la gran verdad, olvida las injurias de los malvados, perdona a los ignorantes y lucha contra los hipócritas, desterrando la vulgaridad, laborando con enjundia y concordia, ahuyentando lo que constituye la ingratitud, trabajando conjuntamente con otros pensadores y teorizantes, logrando que sea positiva su práctica del bien y el mejoramiento de los semejantes.
El masón debe continuar aherrojando las pasiones, rindiendo culto a la ciencia y a virtud, encadenando los vicios, distinguiendo la razón y la justicia, engrillando la maldad liberando la voluntad.
El masón debe ser constante en sus estudios, ya que estos debidamente impartidos por los maestros, lo llevaran al conocimiento de la doctrina masónica y si ahonda en sus investigaciones debidamente orientado por sus guías, encontrará que los principios básicos la orden masónica, las ideas de la masonería y la doctrina masónica son benéficas a la humanidad, al país, al masón y a él mismo.
El masón premia la virtud, la honradez, la caridad, la justicia, el respeto al derecho ajeno, la tranquilidad del espíritu, la paz de la conciencia, la fortaleza de la voluntad y el perfeccionamiento del respeto social y el cumplimiento de su deuda para con el género humano.
El masón rechaza todo sentimiento rencoroso para cualquier hermano. Su, capacidad. educación y principios masónicos le impiden hacerlo. Las enseñanzas recibidas le ordenan perdonar todas las ofensas y olvidar todos los daños hechos a sabiendas o no. Respecto a sus hermanos, ninguno de ellos debe tener motivo de queja, ya que no insulta ni abusa de su autoridad, no suprime derecho ni pisotea los principios morales, no ofende ni mancilla durante los periodos que gobierna, y de consiguiente su conciencia está tranquila. Durante este tipo en que gobierna, en que dirige y en que milita activamente, nunca se beneficia personalmente, al contrario, a la medida de sus posibilidades ayuda a sus hermanos dentro fuera de logia, considerando el saco de beneficencia como sagrado y oponiéndose terminablemente a que se emplee sin necesidad, facilitando el saco de los pobres a los hermanos privados de una situación económica desahogada.
El masón jamás debe halagar o adular. Siempre debe decir la verdad aunque a veces hiera, ya que es preferible una herida que cure y no un bálsamo que infecte. Nunca debe menospreciar a sus hermanos sino que al contrario, insistir en que el éxito se alcanza en grupo integrado y que el trabajo no es personal sino colectivo, en el cual todos los integrantes tienen la obligación de cooperar en beneficio del taller, que dicho en otras palabras es el “uno para todos y el todo para uno”, principio inviolable de la masonería que no tolera el halago y la adulación fuera y dentro de la lógica.
El masón en ningún tiempo acepta medias tintas. Ser o no Ser. Se es masón o no se es Masón. Ser masón es ser un hombre que ama la libertad, que lucha por la igualdad y que siente la fraternidad, sin dar cabida en sus corazones a los bajos instintos que en el mundo profano campean del brazo con la ignorancia y la hipocresía. El masón representa el prototipo clásico del revolucionario que ha dado origen a un movimiento reivindicador de la humanidad, que no tiene temor de enfrentarse a los guías espirituales y políticos que han predicado la injusticia, la ignominia, la ignorancia, la hipocresía y la ambición.